Our Weirdness

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Si tuviera que definir que relación me une ahora con OPAL (Marta, prometo pensar en una alternativa, xD), me da que recurriría a una expresión de ella. "our... weirdness". Unos días lo llevo mal, otros días más o menos, y otros bastante bien, que, como en botica, hay de todo. ¿Qué verla me anima? Pues sí. ¿Qué al desayunar por las mañanas, en general, espero encontrarmela? Pues también. ¿Qué la echo de menos así en general? También, también. ¿Qué me hace ilusión que me escriba en Facebook? Pues, patéticamente, también. ¿Y qué le vamos a hacer? ¿Es malo? No. ¿Me hace daño? Nops, al menos por ahora. Aunque tampoco tiene pq. ¿Qué influye en mi humor? Pues sí, pero mira, es lo que tiene esta vida, tú.

El domingo, después de una reunión que tuve con las dos chicas con las que hacía una presentación el lunes (que no salió del todo mal... bueno, es decir, yo estas cosas las suelo medir por la cantidad de veces que hago reir a mi audiencia... no pueden ser demasiadas, pq no es comedia, pero se rieron 3 o 4 veces, es decir, uno, me escuchaban, dos, me escuchaban suficientemente despiertos como para reaccionar... el criterio no parece muy adecuado, pero de momento me hace sentir bien, xDDD), pasé para en "menos de cinco minutos" ayudar a OPAL con una pequeña duda (de hecho, ni a eso llegaba) que tenía con español. Porque sí, estudia español. Pero no, no es mi estudiante. Bueno, lo fue un día, pero esa es otra historia y aun me quedan muchas páginas por leer para mañana.
El caso, que me pierdo. Pasé para ayudarle con una pregunta q sí, le contesté en menos de cinco minutos. Insistí para que se dejara ayudar un poco más, que pensaréis, pues aprovechará para preguntarme y tal, al contrario, le cuesta el doble que a cualquier otro. Y le ayudé un poco más, y luego, no sé muy bien como nos pusimos a hablar. De su familia, de la mía. Me enseñó fotos de su padre, de su madre. Habló de ellos, de cómo creció. Me habló de sus hermanas, sus sobrinas, su cuñado. Me preguntó ("Could I ask you, again, a personal question?") sobre los chicos con los que he estado. Le pregunté a ella. Y por las chicas con las que había estado. La situación era un poco extraña. Muy íntima por un lado, y por otro claramente marcábamos la distancia física. Me contó muchas cosas de su vida de las que no tiene pinta de hablar a menudo. Me sentí muy cerca de ella, y creo no andar muy equivocada al pensar que fue mutuo. Hasta que nos dimos cuenta de la hora. Llevabamos tres horas hablando, y aún quedaba mucho curro por hacer. Y le dije, sabiendo que estaba pasando por preocupaciones familiares, que contara conmigo (de una manera mucho más bonita y sincera, of course... y más confusa, que me da no hice una sola frase gramatical en ese ratillo). Y nos despedimos. De una manera rara. Marcando la distancia. Notando las dos que era una despedida rara, y dándonos cuenta que la otra se había dado cuenta de ello, y hasta el infinito. Me envió un email hablando de otra cosa, pero "BTW, I hate to avoid reality. How are you doing in relation to our ... weirdness?".
Así que lo hemos hablado. A ella saber que no puede estar en una relación ahora le ayuda a llevarlo. Yo intento recordar eso. Y me lo tomo con calma. Take it easy. Y me emociono con las charlas a las que voy. Intento leerme las lecturas, hacer los papers y preparar las clases. Y agradezco que mi vecina me deje el asiento al lado de OPAL en la charla de esta noche. Y cualquier observador objetivo habrá notado argo. Cuando acaba la charla y salimos, va y me apunto "Would you like to come?", así, sin premeditación, a la reunión de la Pride Alliance. Y me presento mirando al suelo y casi en un susurro. Me copio un poco la respuesta de los otros, no sé que decir. Luego escucho, pienso en hablar, pero escucho. Pero ha estado bien. Y no es una salida del armario oficial, oficiosa si acaso, que straight people también va, pero, por primera vez, creo, no me ha importado. Me da igual. Por una vez, o por un rato.
Y a base de encontrarnos en el comedor voy conociendo más a sus amigos, y me encanta. Y a Celestina le hablo de ella, de si he hecho algo con ella, con toda naturalidad, sin tener que hacer ver que no me interesa. Y hablamos de política, me cuenta como funcionan las cosas, y le pregunto expresiones del periódico que no entiendo.

PD: me estoy convirtiendo en el muro de las lamentaciones de la Celestina. No en su chivata, aunque es cierto que oigo cosas muchas veces, porque de lo que hablan delante de mí no hablo. Pero me cuenta, y me dice. Nos entendemos mucho mejor de lo que jamás pensé. Algún día le diré lo que ha supuesto para mí contarle y poder hablar de OPAL con ella (se ofreció a ponerle una F si hacía falta, jeje ;) ). Es un poco como mi madre en América pero de otra manera, es decir, es como la figura maternal en esta tierra, quien me lleva al médico a rastras, se mete conmigo si voy vestida de chándal (coño, era domingo!), y se alegra de verme desayunar. Y creo que ella también agradece poder hablar de todas las tensiones y problemas que le crean en el departamento. Es lo que tiene ser la cordinéitor, pero no deja de ser complicado. Y aunque se quieren, porque en el fondo sé que se quieren y se echarán de menos a más no poder, a veces son como niños unos con otros.
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