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Aún no he escrito el trabajo. Me siento mal por haber perdido tanto el tiempo, y como me siento mal sigo perdiendo el tiempo, lo que me hace sentirme peor, lo que... ya lo habéis pillado, no? pues eso.
Estoy cerca de ponerme de mala ostia. O de encerrarme en mi habitación hasta el final de los días. Pero no cal.

Y Celestina tiene un poco la puntería en el culo. Hoy me ha dicho que cuando acabe con los trabajos y eso me contará una cosa sobre el espectro (venía a cuento en la conversación). Genial.
Mi respuesta: pues no sé si quiero saberlo, de verdad. Según ella sí, sí quiero saberlo, pero su criterio de lo que me va a ayudar o hacer sentir peor no acaba de funcionar. Y encima, coño, no me lo digas antes, joder, no necesito rallarme. Es que casi prefiero no saber nada de ella, que ya me duelen bastante las cosas tal como están. Tengo bastante con ignorarla en la fiesta gay, tengo bastante con intentar obviar su presencia en el comedor (por cierto, menuda ropa me lleva para hacer deporte... no le favorecía en absoluto), tengo bastante con intentar hacer mi vida sin emparanoiarme con encontrarmela o no por el campus. Tengo bastante y no quiero más. Pero deja que lleve las cosas a mi manera. No me cuentes cosas que a ti te ayudarían pero que a mí me duelen y me hunden en la miseria. No somos iguales.
En fin, ya veremos. No estoy de buen humor y tengo que socializar en menos de dos horas. Y tengo que escribir el trabajo. Y si pudiera me hacía monje anacoreta ahora mismo.