Manías

Entre otras cuantas, tengo una manía bastante concreta: odio que me arruguen mis papeles. Lo odio profundamente.
Yo cuido mis hojas de papel, procuro q no se me arruguen, que no se doblen las esquinas. Cuando las doblo hago que las cuatro esquinas se abracen de forma exacta, que la línea divisoria sea exacta y perfecta. Cuando las acarreo por ahí las mimo para q no se sientan mal por ir sueltas por la vida, y si las guardo en la mochila, como no tengo carpeta, las pongo entre dos libretas para protegerlas. Así que después de prodigarles dichos mimos y cuidados a mis hojas de papel, me pregunto, ¿¿¿¿¿por qué narices nadie ha de arrugarme los papeles????? ¿Os obligo yo a no arrugar vuestras hojas? No, aunque a veces debo contenerme para no evitar que una pobre hoja sufra doblada de forma extraña bajo un libro. ¿Os obligo a mirar que las esquinas no estén anormalmente posicionadas antes de introducir vuestros papeles en el bolso? No, mejor no miro, que ojos que no ven corazón que no siente. Entonces, si yo os dejo que arrugueis vuestros papeles, os dejo que los machaquéis, os dejo que los dobléis sin ton ni son, y no digo esta boca es mia, por qué, me pregunto yo, por qué me arrugais las mías??? (y más aún cuando me las cogeis sin preguntar, q no me va la vida en ello, pero derecho a la intimidad, o a que mis papeles sean mios, como sea).

P.D: cada día hace un poquitín más de rasca. Me arrebullo dentro de la sudadera newyorkina y miro hacia la ventana, aunque ya la he cerrado. Tengo un montón de cuadernos por revisar, una clase por acabar de preparar y un estado de ánimo por recuperar. Hago de consejera, no espiritual pero casi, me engancho a un juego super chorra del facebook, hago ver q lo q me pasa es estar pensando en la clase de mañana, convenzco a mi estómago de que tiene hambre después de tantas horas sin comer, y veo como se me acumulan los emails por enviar...